Galería de Maestros: Juan Manuel Rivarola
por Bernardo Wexler
(1975)
¿Cuál es el ajedrecista argentino nativo más veterano de nuestro medio que ha tenido importante figuración en el plano nacional e internacional?
Con asombro nos encontramos con que se trata de un jugador del interior del país, Juan Manuel Rivarola, que nació en Rosario el 8 de agosto de 1899, y comenzó en sus mocedades los primeros pasos serios por el camino del tablero.
El mismo nos señala que quien lo introdujo al fascinante mundo de las sesenta y cuatro casillas fue un amigo ciego, don Samuel Feldman, quien a su vez también era compositor de música y fabricante de perfumes. Dicho personaje, al ver sus condiciones naturales, lo presentó al fuerte jugador Carlos Norberto Lozardy, y, ante la sorpresa de todos, Rivarola, totalmente desconocido en el ambiente ajedrecístico de 1918, se midió de igual a igual con su rival, quien al comprobar sus cualidades lo introdujo en el importante club Gimnasia y Esgrima de Rosario (que es una institución de más de 75 años de vida y que ha cumplido una meritoria labor deportiva a través de todos sus años).
Toma, entonces, contacto con los más destacados jugadores de dicho ambiente: los doctores Adolfo Elías (químico); Francisco Javier Pérez (médico) y Eduardo Carrasco (médico), con quienes realiza interesantes partidas a pesar de su poca experiencia como ajedrecista sistemático.
En 1920, juega un importante torneo sin distinción de categorías en Gimnasia y Esgrima, donde participan 40 jugadores por el sistema de ajedrez a la americana y se clasifica tercero. Cabe hacer notar que, en dicha prueba, debutó también quien sería con el tiempo otro cotizado ajedrecista rosarino, Oscar García Vera, y ambos ganan el derecho de jugar en 2ª categoría, cuya prueba justamente gana Rivarola superando a O. García Vera, pasando así ambos a militar en 1ª categoría.
En 1923, tiene lugar un acontecimiento muy importante en el país: se funda la Federación Argentina de Ajedrez y el club Gimnasia y Esgrima de Rosario pasa a ser delegado de la misma en Rosario y Santa Fe.
La Federación Rosarina de Ajedrez, en el año 1926, en su carácter de cabecera de zona, organiza el torneo Selectivo para determinar cuál será su representante en el próximo Torneo Mayor (hoy Campeonato Argentino).
La confrontación es muy emotiva y en la misma Rivarola se impone, superando entre otros a O. García Vera y al doctor A. Elías.
Viaja entonces a Buenos Aires, donde participa en el Torneo Mayor, que tiene gran importancia, ya que los mejores clasificados, al igual que el campeón, ganarán el derecho de integrar el equipo argentino que intervendrá en el año siguiente en la Olimpíada de las Naciones por equipos que tendrá por escenario a Londres, Inglaterra.
La prueba jugada a doble turno fue ganada por Roberto G. Grau, precediendo a Alejandro Nogués Acuña y Alejandro Guerra Boneo, empatando el 4° y 5° puesto Luis A. Palau y Rivarola, seguidos por Conrado Bauer y Rodolfo De Witt; en el desempate del cuarto puesto, Palau se impone por 3 a 2, quedando eliminado Rivarola y no pudiendo por lo tanto integrar la delegación nacional.
Sin embargo, no fue así, y oigamos al propio Rivarola hablar sobre el particular: «Parecía predestinado a integrar el equipo; el mismo, en principio, tenía que estar compuesto por Damián Reca (el campeón), además de los cuatro primeros clasificados del Torneo Mayor, pero hubo dos modificaciones: Reca desistió de intervenir y Guerra Boneo tuvo un accidente: fue así como ante mi sorpresa, cinco días antes de viajar la delegación, recibí en Rosario un telegrama de la Federación Argentina de Ajedrez solicitando mi presencia inmediata en Buenos Aires, donde me entero de la novedad; vuelvo a Rosario y afortunadamente soluciono mis problemas personales y así logro partir con la delegación. En Londres, mi actuación fue regular —deliberadamente con el propósito de dar al equipo mejores chances de clasificación, fui al sacrificio jugando en el segundo tablero— detrás de Grau; luego, seguían Nogués Acuña y Palau. Nos clasificamos en el 12° puesto entre 16 equipos, ganando los matches contra Suiza, Yugoslavia, Bélgica y España, y empatamos contra Holanda y Finlandia».
Rivarola, en aquel entonces, escribía también sobre ajedrez en el importante diario rosarino «La Capital» y cuando regresó al país continuó de lleno con sus actividades ajedrecísticas. Es campeón de Rosario en 1928 al superar en un torneo a O. García Vera y en 1929 pierde el título al ser vencido por José María Cristiá.
Debido a su trabajo diario se traslada en 1933 a Santa Fe, donde alterna en el ambiente de dicha localidad. En 1935 sostiene allí un match histórico, pues se enfrenta a un valor que con el correr de los años será uno de los mejores jugadores del país, es Carlos Guimard (santiagueño de origen, pero que se radicó en dicha localidad por haber hecho allí el servicio militar). Eso fue cuando ganó el torneo interno de la Asociación Bancaria Santafecina delante de Pedro Pasero y el propio Guimard (que era campeón de la Asociación). Las reglas del match son las siguientes: sería ganador del mismo quien primero obtuviera cuatro victorias o el mejor score sobre diez encuentros, si al término de las diez partidas se llegase a un empate, se jugarían cuatro nuevas partidas, y si subsistiese el empate Guimard retendría el título. La confrontación apasiona desde el primer momento y finalmente el score resulta favorable a Guimard por 5 a 4 luego de estas alternativas: Rivarola gana la primera, Guimard la segunda, en la tercera se impone Rivarola, Guimard nuevamente empata al ganar la cuarta, la quinta finaliza en tablas, y en la sexta triunfa Rivarola, pero la séptima finaliza empatada, siendo ganadas por Guimard la octava y novena, que retiene su galardón de campeón.
Sigue actuando y organizando en el campo ajedrecístico —era representante de la FADA en la provincia— y por su gran empuje el ajedrez santafecino y rosarino cobra importancia, su práctica se vuelve casi diaria en el Jockey Club y en la Asociación Bancaria, y más adelante comenzarán a realizarse en forma casi anual los importantes torneos «Copa Cassanello», que organiza el Círculo Italiano, pruebas que se han visto prestigiadas con la intervención de renombradas figuras nacionales e internacionales.
En Rosario donde varios años queda radicado el maestro sueco Gedeon Stahlberg también se realizan importantes torneos que dejan grandes enseñanzas.
Nos cuenta Rivarola una anécdota que nos demuestra los grandes conocimientos que tenía el sueco de los secretos del juego ciencia: «Una noche nos pusimos a conversar sobre las dificultades del alfil dama en el Gambito de la Dama rehusado, y en la misma luego de varias horas Stahlberg me explicó tan bien sus ideas, comprendiendo yo lo que no había podido aprender a través de todos los años que había pasado por el tablero».
En 1941, es uno de los que propician la formación de la Federación del Noreste, compuesta por las Federaciones de Córdoba, Entre Ríos, Rosario y Santa Fe, que solicitan en el congreso ajedrecístico que realiza la FADA que los representantes del interior tengan tantos votos como diputados tiene cada provincia en el Honorable Congreso de la Nación, y que la realización del Torneo Mayor se realice en forma rotativa en distintas provincias del país.
Un poco alejado del tablero vuelve en 1951 a ganar el torneo del Jockey Club precediendo a jugadores capacitados como Ramón Neira, Antonio Bahamonde, Luis Chemes y Francisco Burgalat.
Otras de sus victorias dignas de mención son las que obtiene frente al maestro internacional Héctor D. Rossetto en el torneo «Casanello» de 1950, como así también la partida en que supera a Renato Sanguinetti en el match amistoso que sostienen el Club Argentino de Ajedrez y el Jockey Club Santafecino en 1952. También entre sus galardones se cuenta el de haber ganado varios concursos de soluciones de mates en varias jugadas y problemas, dichas pruebas se hacían en presencia directa de los directores y con tiempo limitado para las respuestas.
"Ajedrez Revista Mensual", abril de 1975
© Christian Sánchez