Charla de Alejandro Dolina
Tierra plana
"¿Es la Tierra plana?" se titula nuestra pequeña conferencia de hoy. Hemos recibido muchas cartas... ¿cómo va a ser redonda la Tierra?, etcétera. Hablaremos de algunas cosmogonías, de algunas cosmologías, por mejor decir, todos los pueblos tenían algo... tuvieron algo que decir al respecto... podría pensarse que los habitantes de las islas creyeron que el mundo era una isla en medio del mar, los habitantes de las llanuras pensaron que era una llanura hasta donde alcanzaba la imaginación y los pueblos de zonas montañosas pensaron que su montaña era el centro de todo, podríamos creer eso, pero no fue así; los filósofos hindúes imaginaban una Tierra plana, como evidentemente es, sustentada por cuatro pilares apoyados sobre elefantes, elefantes que a su vez descansaban sobre una gigantesca tortuga que a su turno nadaba en un océano, a los que preguntaban qué había debajo del océano se los echaba con viento fresco. Los sacerdotes babilonios describieron al universo como una ostra con agua arriba y abajo todo sostenido por un cielo sólido parecido a una habitación cerrada y redonda; es decir, a través de estas palabras ciertamente cuesta saber qué es lo que imaginarían los babilonios, pero esto es lo que dice nuestro cronista, leo otra vez el [inciso] para que vean la dificultad de entenderlo: "una ostra con agua arriba y abajo todo sostenido", ¿todo qué?, "por un cielo sólido parecido a una habitación cerrada y redonda", es un poco difícil, no es difícil la cosmología, es difícil la prosa.
La cosmogonía egipcia, la cosmología egipcia, sería mejor decir, imaginó al mundo como una especie de caja, eso se entiende bien, los egipcios tenían propensión a las imaginaciones parecidas a cajas. Todos acordaban en que la Tierra era plana y la bóveda celeste, un caparazón que se ajustaba en los bordes. Los primeros griegos hablaban de una Tierra plana con Grecia en el medio rodeada por el río llamado Océano, donde desembocaban el resto de los mares y ríos; así describía la Tierra Hecateo, que era un filósofo y viajero griego, que vivió allá por el 500 antes de Cristo: la Tierra plana como un disco con los cielos ajustados sobre ella [...] pueblos que reflexionaron sobre el tema y puede decirse que hace tres mil años una abrumadora mayoría tenía esa concepción, desde luego las cosmologías no se imponen por mayoría, podrá decir alguno, yo le diría que por ahí sí..., yo no sé, bueno, bueno, sería..., ay, se va a enojar este amigo, es muy complejo, pero le juro que podría explicarlo.
Alrededor del siglo VI a. C. aparecieron unos filósofos que empezaron a pensar otra cosa. Ahí estaba Protágoras de Mileto..., ¿Protágoras no era de Abdera? Bueno. Aseguraba que la Tierra debía curvarse de algún modo y mirando los barcos dijo lo siguiente Protágoras, que era un [vivo]: "Mientras los filósofos se dedican a la vagancia y a las artes de la [conversación] los objetos cumplen pacientemente sus obligaciones; los barcos, desapareciendo en el horizonte por su base, como si bajaran una escalera, nos indican claramente el camino geométrico a seguir." O sea, él creía que la Tierra era una esfera.
También a principios del siglo VI a. C. Anaximandro de Mileto..., seguro que era Protágoras de Abdera, el que era de Mileto era Anaximandro y esta vecindad justifica el error, que debe ser tipográfico; Anaximandro imaginaba al mundo como una columna cilíndrica rodeada de aire que flotaba en el centro del universo sin apoyo y no se caía porque estaba justamente en el centro, explicaba alegremente Anaximandro de Mileto. La Tierra de Anaximandro flotando ahí en el medio del espacio infinito tenía un serio inconveniente: el borde; todos se preguntaban por qué el agua no se derramaba, y tenían razón. Un siglo más tarde los alumnos de la escuela de Pitágoras, los arduos alumnos de Pitágoras que habían descubierto el poder de los números, su relación con la música, la propiedad de los triángulos rectángulos, la existencia de los números irracionales, etcétera, imaginaron una Tierra esférica; la esfera parecía ser el más perfecto de los cuerpos, sin bordes por los que algo pudiera caerse al vacío. Fue Filolao, el más grande de los pitagóricos, quien estableció esta idea de la Tierra como una esfera y además como una esfera en movimiento. Aristóteles también incluyó la Tierra esférica en su sistema del mundo.
El caso es que para el 350 a. C. nadie en el mundo ilustrado de la cultura griega dudaba ya del asunto: todos sabían que la Tierra era redonda; incluso hubo quien midió la Tierra. Hacia el año 230 a.C. se hizo la primera medición científica del tamaño de la Tierra, y vamos a explicar cómo se hizo: con una varilla de mimbre, un grupo de camellos, que son conocidos por su propensión a abandonar la partida y la regla de tres simple; estamos hablando de Eratóstenes de Cirene, que era matemático, astrónomo, historiador, "herrero, sastre, barbero, ebanista, carpintero, domador, puro artesano y a veces por ser humano, hacía de curandero"; bueno, al menos era algunas cosas. Había escrito un tratado sobre la comedia griega y era el encargado de la biblioteca de Alejandría, la más grande concentración de libros del mundo antiguo. Eratóstenes oyó decir que en el sur de Egipto, donde hoy está Assuán, había un lugar llamado Siena, y durante el solsticio de verano, el 21 de junio en el hemisferio norte, una varilla clavada verticalmente no proyectaba sombra sobre el suelo. En Alejandría, más al norte, sí proyectaba una sombra que formaba un ángulo de siete grados, y Eratóstenes dedujo que esta diferencia se debía a la curvatura de la Tierra; los rayos del sol, que caían verticalmente sobre Siena, caían sobre Alejandría con una inclinación de siete grados; entonces calculó que la distancia que había entre Alejandría y Siena era de siete grados y midió esa distancia con unos camellos, usó un grupo de camellos y calculó su velocidad..., bueno, etcétera. Calculó 800 kilómetros entre Alejandría y Siena, y luego resolvió el problema: si 800 kilómetros correspondían a siete grados, había que averiguar a cuánto correspondía un grado y después multiplicarlo por 360, la circunferencia total, que debía corresponder a unos 40.000 kilómetros, más o menos. El cálculo de Eratóstenes fue bastante bueno, la cifra es muy cercana a la realidad o a lo que nosotros creemos que es la realidad: 40.076 en el ecuador, 40.009 en los polos..., esto no es en el ecuador ni en los polos, 40.076 el ecuador, 40.009 cualquier meridiano, no en los polos, en los polos nada, bien, ...pasando por los polos. La medición de Eratóstenes fue luego modificada, sin embargo, por otro sabio, el geógrafo Estrabón, quien calculó 29.000 kilómetros y esa misma cifra fue tomada por Claudio Tolomeo, que fijó para la Tierra 28.500 kilómetros de circunferencia y curiosamente esta noción quedó..., perduró durante 1.500 años y fue la que impulsó a Colón a hacer el viaje; contra todo lo que suele creerse, en la época de Colón nadie ponía en duda la esfericidad de la Tierra, esos chistes en que los tipos lo echaban y decían: "Mire si la Tierra va a ser redonda" son mentiras, todo el mundo sabía que era redonda. Sin embargo, todo el mundo pensaba que era poco menos que imposible llegar al Japón por el oeste, o a la China, porque el viaje era larguísimo, porque calculaban una Tierra de 40.000 kilómetros de circunferencia, que era la real; en cambio Colón insistía en la medición de Estrabón, porque le convenía, le convenían los 29.000 kilómetros, entonces calculaba que él iba a encontrar la China donde después encontró Santo Domingo y en realidad, si no hubiera estado América el viaje hubiera sido imposible, porque se hubiera perdido..., no hubiera alcanzado a llegar, así que ésa era la cuestión. Se basó Colón en los mapas de Tolomeo.
Habría algunas cosas lindas para decir acerca de aquella cosmología aristotélica y tolemaica, que no sólo presentaba a la Tierra como centro del universo, sino que presentaba algunos asuntos centrales todavía más raros y más difíciles de combatir inclusive. Por ejemplo, Aristóteles decía que efectivamente la Tierra estaba inmóvil en el medio del universo y que había cuerpos pesados y cuerpos livianos; miren, para decirlo de una vez, acá el punto es el principio de inercia, ése es el punto central. Aristóteles decía que las cosas permanecían en reposo, siempre, que estaban quietas, salvo que hubieran sido alejadas de su lugar natural y que entonces buscaban volver a él, por eso los cuerpos pesados se caían, porque el lugar de los cuerpos pesados era abajo y el lugar de los livianos era arriba, las llamas iban pa'rriba, decía Aristóteles, era un universo con arriba y abajo, porque era una esfera cerrada, limitada, a punto tal era cerrada y limitada que Aristóteles decía que en el mundo supralunar [sic], es decir, debajo de la Luna, todo era impuro y ahí había movimientos rectilíneos, pero como eran movimientos rectilíneos tenían un defecto en un mundo finito: eran también..., tenían un principio y un fin, entonces eran imperfectos. Sin embargo, decía él, en el mundo..., no esto era el mundo infralunar, que es donde vivimos nosotros, más arriba de la Luna, allí donde estaban las estrellas, estaba el movimiento perfecto, que era infinito, y era infinito porque era circular, claro, entonces podía verificarse siempre. El principio de inercia dice, muchachos, un cuerpo..., "muchachos" se lo agregué yo, un cuerpo abandonado a sí mismo, si es que está en movimiento, permanece en movimiento continuo y rectilíneo en tanto que otra fuerza no venga a impedir [...] Si algo está en movimiento sigue moviéndose y el movimiento es rectilíneo, pero también es infinito; ¿por qué es infinito el movimiento rectilíneo? Porque el universo es infinito. Y si el cuerpo está en reposo, permanece en reposo, dice el principio de inercia, hasta que una fuerza lo ponga en movimiento o algo. Esto no era creído por los aristotélicos... todo está quieto, salvo cuando lo sacás, cuando levantás una cosa de abajo, que es pesada y la llevás pa'rriba, viene para abajo; eso era aristotélico; ...y las cosas livianas van al mundo del arriba; ahora el Tolomeo éste, el que perfeccionó el sistema aristotélico no era tampoco tonto, ¿no?, y vio que había algunas observaciones que no coincidían con la idea ésta que la Tierra estaba en el medio y los planetas giraban alrededor, el Sol también, el Sol era el cuarto planeta, venía la Luna, Venus, Mercurio, el Sol, y después Marte; claro, les pasaba algo: por ahí, algunos planetas les retrocedían, parecían venir pa' un lado y agarraban pa'l otro; ¿por qué agarraban pa'l otro? Por que no estaban girando alrededor de la Tierra; eso les pasaba mucho con Venus y Mercurio. Entonces algunos vivos..., había un tipo que se llamaba Heráclides de Ponto que dijo: "No, acá..., efectivamente todo gira alrededor de la Tierra, pero Mercurio y Venus, dijo el tipo, giran alrededor del Sol, por eso esas extravagancias; y Claudio Tolomeo también las vio, incluso vio que las órbitas de algunos planetas no parecían ser circulares ni seguir el movimiento perfecto que ellos decían, como efectivamente no lo son, entonces empezó a explicar unas cosas que se llaman epiciclos [...] pero se habían dado cuenta de que pasaba algo..., y otro tipo, que se llamaba Aristarco de Samos, que también había visto eso, dijo: "Muchachos, acá... ¿por qué pasan todas estas cosas? ¿Le vemos cosas raras? ¿Un planeta va pa' un lado y después vuelve?" Y decía: "Aquí lo que pasa es que todo gira alrededor del Sol" Pero nadie le hizo caso; nadie le hizo caso hasta que apareció este muchacho Copérnico, al que tampoco le hizo caso la gente, al principio, pero no era que eran tontos los hombres, "¡Eh, la Tierra es plana!" No, no, había algunas cosas que no cerraban con Copérnico, que no cerraban..., le decían, por ejemplo, si la Tierra gira alrededor del Sol por qué no deja la Luna atrás, y entonces Galileo..., eh, "Galileo", Copérnico dice: "Porque en realidad la Luna no es un planeta sino que es una luna que gira alrededor de la Tierra, ¿qué se yo? Y esto necesitó la invención del telescopio; cuando Galileo inventa el telescopio ve que hay otro, que es Júpiter, que también tiene luna, entonces empiezan a oír un poco más, pero no era tan estúpido creer que la Tierra estaba en el centro, ahora somos todos muy vivos. Bien, eso con respecto a este asunto. De todos modos, cambiar el..., no fue un cambio de teoría, como dicen los... nuestros amigos epistemólogos, sino más bien un cambio de pensamiento, un cambio de forma de pensar, sustituye una forma de pensar por otra.
Pero hablando de la Tierra plana, existió hasta hace poco una Sociedad de la Tierra Plana. Después del colapso de la civilización romana, en los siglos IV y V, los rastros de la economía..., de la economía, no, de la astronomía griega se olvidaron un poco y muchos escritores volvieron a ideas abandonadas varios siglos antes. Ahí estaba Lactancio, que vivió en el siglo III y en el siglo IV, se burlaba de los hablaban de la Tierra esférica; hay un libro que se llama "Instituciones divinas" y dice Lactancio, cito a Lactancio: "¿Existe alguien lo suficientemente extravagante para estar convencido de que existen hombres que tienen los pies para arriba y la cabeza pa'bajo, y que las hierbas y los árboles crecen descendiendo, y la lluvia y el granizo caen subiendo? ¡Je, je!" El "¡Je, je!" es un agregado. San Agustín también, con toda su sabiduría, sostenía que la Tierra era plana; tomaron al pie de la letra la idea bíblica o decían que la Biblia decía eso. Y buena parte de los mapas medievales mostraban a la Tierra sin curvatura alguna con Jerusalén en el centro y un gran océano que rodeaba todo. Pero en 1890, es decir ya efectuado el viaje de Colón, etcétera, etcétera, un señor llamado John Alexander Dowie fundó la Comunidad de la Tierra Plana en Illinois, dedicada a hacer propaganda para una teoría según la cual la Tierra era una gran planicie con el polo norte en el centro rodeado de una gran muralla de hielo. Para Dowie el Sol tenía unos 50 kilómetros de diámetro y estaba a 5.000 kilómetros de distancia, que es lo que parece, así a ojito. Y aquí, discúlpeme hoy, pero estoy medio pesado; una de las grandes diferencias que hay entre la forma de pensar aristotélica y el pensamiento científico que nace con Galileo y con Newton es la desconfianza de los sentidos: Aristóteles aconsejaba que había que confiar en lo que uno veía; ya si la naturaleza nos había dado ojos, era para que, justamente, la comprendieramos, entonces creían... para los sentidos el Sol es un disco ígneo de unos 20 centímetros; los cuerpos efectivamente van hacia abajo y los livianos se van pa'rriba como suspiro de buzo. Pero ahí tiene usted el principio de inercia; ese no surge de la observación, ¿qué observación? ¿Dónde hay un cuerpo abandonado a sí mismo? No existe tal cosa. No hay ningún cuerpo abandonado a sí mismo en el espacio. Todos están sometidos a un roce, a una atracción, a alguna cosa; o sea que para formular ese principio no hay que observar al mundo; justamente hay que no observarlo y crear unas condiciones que no existen, crearlas en el "mate", en la mente, y pensar que, efectivamente, si no hubiera el roce, si no hubiera la atracción, si no hubiera las fuerzas que hay, un cuerpo seguiría para allá, para aquel lado, en aquella dirección durante la eternidad toda; pero eso no lo podés observar, ¿dónde hay un cuerpo abandonado a sí mismo? Respuesta: en ninguna parte. Y esa es la manera distinta de pensar, una de las maneras distintas de pensar y son todavía más importantes y decisivas, más todavía que la de pensar que la Tierra gira alrededor del Sol y no el Sol alrededor de la Tierra, eso está bien, pero más que eso es otra manera de pensar; y no es verdad que esa manera sea, como bien decía Galileo..., Galileo decía: "Bueno, muchachos, miren lo que pasa." Pero no era eso sólo, era "Miren lo que pasa, pero piensen antes de mirar". Es probable que Galileo no haya hecho los experimentos que dicen que hacía; él pensó..., me vas a decir que necesitaba..., bueno, está bien, la de la torre de Pisa es un experimento que tiene un sentido dramático, cuando él dice, muchachos, si tiramos dos pesas, una de un kilo y otra de diez, van a caer al mismo tiempo, entonces las tiró; la torre de Pisa era dramática, las dos pesas eran dramáticas, era una puesta en escena, pero cuando él piensa en el plano inclinado..., no piensa, no debe haber agarrado unas bolas y a medir el tiempo, ¿con qué lo iba a medir? Si no hay un pensamiento previo, el experimento solo no sirve, ¿qué es esto?, vamos a ponernos a hacer experimentos a ver qué pasa..., te imaginás a un tipo que tira cosas desde lo alto de la torre de Pisa y un día, después de mucho tirar, descubre: "Che, pero mirá, los cuerpos caen todos a la misma velocidad, etcétera, etcétera" No fue así; ¡qué! ¿Newton tuvo la inspiración cuando vio que una manzana le caía en la cabeza? ¡No, muchachos!
–...en principio, Alejandro, la hipótesis de trabajo.
–Claro, pero..., pero,... ahí, la observación cae ahí y fructifica ahí en el tipo que piensa, no que el tipo está mirando y ve algo y dice: "¡Ah! Ahora comprendo todo." ¡No!
[...]
...y hace las observaciones y llegado el caso las experimentaciones a que diera lugar, y algunas no las hace; o no él, después las hacen otros.
Bien, pero estamos con el tipo de la Tierra plana, que me interesa mucho esto. Para este muchacho Dowie, John Alexander Dowie, fundador de la Comunidad de la Tierra Plana, el Sol tenía 50 kilómetros de diámetro y estaba a 5.000 kilómetros de distancia.
Algunos pensaron que la Tierra era un rectángulo y hubo también quienes creyeron que la Tierra era hueca, con agujeros de acceso por los polos y que adentro había otro sol que alumbraba a humanidades interiores que vivían por acá cerca, pero dando toda la vuelta y con la cabeza pa'l otro lado, en el interior de la Tierra, como quien vive..., como las semillas de un zapallo, así... así se vería.
En 1918 un oficial retirado del ejército norteamericano llamado John Cleve Symmes organizó una expedición al polo para probar que la Tierra estaba formada por serie de esferas concéntricas todas huecas y nada se supo de él, así que efectivamente..., eso demuestra que efectivamente la Tierra está formada por una serie de esferas concéntricas todas huecas como una muñeca rusa...
–Está el finado que no nos deja mentir.
Está el finado..., a eso lo llaman razonar, si no lo vieron más ¿por qué no lo vieron más? Obviamente, pues se introdujo por un agujero, que es aquel que da acceso a las Tierras huecas; yo no lo creía hasta que no desapareció John Cleve Symmes; algunos me dirán: "Pero qué pasa si lo tiraron..., lo asesinaron los marineros noruegos y lo arrojaron al mar." "¡Hombre de poca fe!" diré yo.
–Mire si va a pasar eso.
Claro, ¿qué es esto de que un marinero noruego venga a arruinarle a uno el silogismo? Ya estábamos demostrando que la Tierra es hueca y hay varias esferas dentro, y viene un marinero noruego y arruina el razonamiento matando a este pobre hombre.
Bueno, Critón el Cínico dijo..., hemos hablado de los cínicos aquí, cínicos en el sentido filosófico, no en el sentido [wairiano], "suponer que la Tierra es una esfera" dice Critón "significa descalificarla, asignarle la idea de la esfera, la idea del plano o cualquier otro es atentar contra la filosofía". Yo escuché ideas parecidas a éstas, desde luego, no aplicadas a la Tierra. "Suponer que tal cosa es descalificarla" dice el tipo y pone cara así en medio de un programa y ya está; son ideas, ¿no? ¿No oyó esa... o nunca se topó con esta creencia supersticiosa conforme a la cual cualquier vaivén es verdadero; cualquier frase expresada bajo la forma de un vaivén es verdad. Por ejemplo, cuando alguien dice que es débil es porque es fuerte y cuando alguien dice que es fuerte es porque es débil; eso no significa nada que yo sepa entender, nada, absolutamente nada, no hay ni medio elemento inductivo, deductivo, ni nada, eso es nada. Y sin embargo, te lo dicen, especialmente los programas de televisión, como un argumento, se lee así cuando alguien dice que es del [friuli] es de Sicilia, y cuando alguien dice que es de Sicilia es de [friuli] ¿Qué es esto? Nada, es un vaivén. Pero toda cosa expresada de este modo, y más si existiera alguna cosa poética en el medio si tiene alguna cosa poética está bien, debe ser cierto, pero será entonces una verdad poética...
Finalmente recomiendo el libro titulado "Sobre lo incognoscible" de Arístides el Danés, fíjese que se llamaba Arístides, pero era danés, y dice el Danés: "La verdadera forma de la Tierra será por siempre", ya que para siempre le parecía poco, "inaccesible a los hombres." Esto está bien, terminar la discusión negando la posibilidad de conocer. Termino recordando aquel pequeño accidente que sufriera nuestro amigo Comte, el inventor de la sociología y el positivismo cuando, sólo como ejemplo, casi como un recurso en la prosa, para ejemplificar lo que era incognoscible, dijo: "...así como la humanidad nunca alcanzará a conocer o a saber de qué están hechas las estrellas." Le pareció que aquello era imposible; claro, ¿cómo íbamos a saber de qué estaban hechas las estrellas sin ir hasta las estrellas; y como nunca íbamos a llegar a las estrellas conjeturó Comte, que tenía mucha fe en el progreso, pero no tanta...
–Y no hace tanto tiempo.
Y no hace tanto tiempo: acá en el siglo XIX; él dijo: "Nunca lo sabremos." ¡Error! Pero no había terminado de morirse Comte, y ya habían descubierto este asunto del espectro que mirando la luz de una estrella, sabíamos de qué estaban compuestas, así que, esto de lo imposible, de lo incognoscible...
De todos modos hay grados; hay un argumento bastante interesante de nuestro amigo el doctor Asimov, que además de ser un... no sé si un buen novelista, pero un novelista asiduo, ha escrito mucho, no sé si bien, pero mucho, pero además era un gran divulgador y tiene un ensayo que se llama algo así..., no me acuerdo cómo se llama que hay grados del error, que no es verdad que sea el mismo error creer que la Tierra es plana y está sostenida por una tortuga, que creer que la Tierra tiene 38.000 kilómetros de circunferencia cuando en realidad tiene 2.000 [sic], hay grados del error y cuando maliciosamente algunos dicen: "Bueno, la verdad de las cosas no la sabremos nunca", en realidad, tal vez nuestra concepción del mundo, nuestra actual concepción del mundo sea errónea, como era errónea la de los chinos, que creían que vivíamos en el interior de un huevo, bueno, eso es, mentira, porque es errónea probablemente, pero no como..., errónea como la de los chinos, hay un grado de aproximación, de complejidad en nuestro conocimiento que los chinos no tenían, qué se yo cuál es la verdad, después de todo, es probable que no exista la verdad, sino que existan, como dice alguno, el mundo de afuera y después las descripciones del mundo, y después redescripciones del mundo; pero, de todos modos, no es lo mismo la teoría del Big Bang que por ahí, probablemente, no sea verdadera, que la teoría del gigante aquel de los "vikings", el tipo aquel que en el medio de la niebla empezó a trabajar con unos materiales ambiguos y de ahí salió el mundo. No es el mismo grado de...
¿A quién dedicar esta charla científica que hemos tenido hoy nosotros que somos bastante anticientíficos, más que nada por nuestra ignorancia, no por haber ido más allá de la ciencia sino por no habernos apropiado ni siquiera de sus elementos más ínfimos, ¿no? Una cosa es estar en contra de la ciencia como Nietzsche y otra cosa es estar en contra de la ciencia como los alumnos de primer año que se hacen la rata en el baño para no ir a la clase de Anatomía. Así que a los alumnos de primer año que se hacen la rata en el baño para evitar concurrir a las clases de Geografía o de lo que fuere, nuestra dedicatoria de hoy, a este señor Dowie, que fundó la Sociedad de la Tierra Plana, también nuestra dedicatoria y a Eratóstenes, que ése era piola ¿no?, que pensó, pero además midió y midió bien, con elementos muy humildes midió bien, la vara de mimbre, camellos y la regla de tres...
–Y no le pegó tan lejos.
...Y ahí estaba bastante cerca...
–Pero ¿sabe qué, Alejandro? A veces más allá en esto de pegarle lejos o cerca y pensaba un poco en el padre Kircher, lo interesante de esta charla, me parece a mí, es que hubo una sucesión, muchos dedicandos son, una sucesión de gentes que se detuvo a pensar y que intentó de algún modo, por eso me [acordé] del padre Kircher que no pegó ninguna...
[...]
Esa posibilidad de pensar en algo que vaya más allá del interés cotidiano, del interés inmediato.
A lo mejor el padre Kircher pensaba, me parece a mí, usted habló del interés cotidiano, probablemente él pensaba más allá del interés cotidiano, pero los errores del padre Kircher provienen de que él no pensaba más allá de lo establecido, entonces las antiguas supersticiones tenían en él más poder que los nuevos vientos científicos que ya estaban soplando, pero igualmente hay en el padre Kircher una gran poesía, una gran imaginación más allá de que siempre volvía...
Bien, hemos ido a la discoteca a pedir tangos cosmológicos, descripciones del mundo en forma de tango y el de la discoteca nos dijo: "Bueno, si se mira bien, todo tango es una descripción del mundo", dijo el tipo que era un poeta de cinco pesos; le dije: "No, pero yo quiero uno que hable sobre la forma de la Tierra..."
–Tenemos "Al mundo le falta un tornillo", ¿no le sirve?
Fue uno de los que me ofreció y después me ofreció esta "Lejana tierra mía", es un tango cosmológico ciertamente, es la Tierra vista desde lejos, viendo la Tierra desde lejos uno a lo mejor comprende mejor que en ningún otro caso su forma esférica. Así que esta es la idea de esta canción que canta Carlos Gardel, y que aparentemente formula una proposición de añoranza, de nostalgia, de una tierra de la cual uno ha emigrado; la verdad del caso es que es una prolija observación astronómica. Adelante, entonces, don Carlos, con esta "Lejana tierra mía", lejana y esférica tierra mía. ¡Adelante!