Historia del ajedrez

por H. J. R. Murray

traducido por Christian Sánchez

El ajedrez es demasiado conocido como para requerir una explicación detallada: baste decir que este juego, el más grande y más intelectualmente elegante de los juegos de habilidad, se juega entre dos personas en un tablero de ocho por ocho "casillas", cada jugador tiene 16 "piezas": rey, dama, dos alfiles, dos caballos, dos torres y ocho peones, cada tipo de pieza posee sus propios poderes de movimiento y captura, siendo el objeto del juego dar jaque mate al rey contrario, es decir, colocarlo en una posición de la cual no pueda moverse sin ser capturado. El ajedrez se inventó en la India y antes de que se estableciera la cronología india sobre una base sólida, se formaron ideas exageradas acerca de la antigüedad del ajedrez y que se siguen repitiendo.

Se menciona al ajedrez por primera vez en obras indias y persas de la primera mitad del siglo VII; y de estas obras la más antigua es el "Karnamak", un poema persa donde se dice que el héroe se destaca por sobre todos sus contemporáneos en ajedrez ("chatrang"). Esta obra se escribió cerca del 600 d. C. Algo después el ajedrez es mencionado por Bana, en su obra en sánscrito "Harshacharita", donde describe la paz y el orden en la India septentrional bajo Sriharsha (612-647 d. C.), en un pasaje lleno de juegos de palabras: "bajo este rey sólo las abejas ("shatpada") riñen al recoger el rocío (cuotas), los únicos pies cortados son los de la métrica, sólo los tableros ("ashtapada") muestran las posiciones del "chaturanga" (ejército o ajedrez)". El ashtapada era un tablero de ocho por ocho casillas que había llegado a la India desde Grecia en el primer milenio a. C., Grecia y la India habiendo estado en contacto al menos de los tiempos de Alejandro Magno.

Los historiadores árabes más antiguos están de acuerdo en que el ajedrez es una invención india que llegó a Persia durante el reinado de Cosroes I (531-579 d. C.), y esto se acepta generalmente como verdadero. La invención del ajedrez no puede situarse mucho antes porque de 458 a 540 d. C. la India septentrional cayó bajo el cruel dominio de las hordas hunas de Asia central, que "conmovió la sociedad india hasta sus raíces y cortó la cadena de la tradición". La invención del ajedrez se fecha, entonces, cerca de 560 d. C. Esto deja un periodo bastante breve para su adopción en Persia, una dificultad que puede ser contrarrestada por el hecho de que Cosroes ayudó a la destrucción de los hunos y de que su interés en la cultura india lo llevó a enviar emisarios a la India para obtener una copia de las Fábulas de Pilpay. Posteriormente los historiadores árabes atribuyeron el origen del ajedrez a un sabio indio a quien llamaron Sissa b. Dahir, tomando el nombre del primer príncipe indio con quien los árabes tuvieron contacto. En realidad, este relato es mítico.

Que la idea del inventor era hacer un juego de habilidad donde pudieran mostrarse las operaciones de un ejército indio es evidente por los nombres que les dio al juego y a las piezas. El ejército indio de al menos el siglo IV a. C. contenía en total cuatro tipos de tropa: infantería, caballería, carros y elefantes, y el conjunto se denominaba un "chaturanga" (compuesto de cuatro elementos). En su juego de "chaturanga", el inventor agregó a estos cuatro elementos el rey y su ministro o comandante; y dispuso los ejércitos en las dos filas opuestas exteriores del "ashtapada", colocando un ejército en las filas primera y segunda y el otro en las filas séptima y octava; en las filas segunda y séptima colocó ocho peones, y las filas primera y octava, comenzando desde las esquinas del tablero, situó el carro, el caballo y el elefante; en las dos casillas del medio ubicó al rey y al ministro, estando los dos reyes en la misma columna. Le dio al rey el movimiento de un paso en cualquier dirección, al ministro un paso en diagonal, al carro le dio el movimiento que la torre tiene en nuestro ajedrez moderno; y al caballo el mismo movimiento que el actual. El elefante saltaba en diagonal sobre una casilla hasta la casilla inmediata siguiente. El peón daba pasos simples hacia adelante por la columna donde está, realizaba capturas en la casilla adyacente en diagonal hacia adelante, y era promovido al rango de ministro al alcanzar el extremo del tablero. El objetivo del juego era dar jaque mate al rey contrario o quitarle todas las piezas. El ahogado, que no tiene analogía en la guerra propiamente dicha, lo consideraba una victoria para el rey ahogado.

Los persas sólo realizaron dos cambios al juego indio. Tradujeron los nombres de las piezas e hicieron que el ahogado valiera el empate. Los árabes, cuando conquistaron Persia en 638-651 d. C., no realizaron ninguna alteración a las reglas persas. Persia preislámica conoció el juego menos de cien años, pero este breve periodo tuvo un efecto de gran importancia en el ajedrez, puesto que ganó una rigidez en la disposición, un método de juego y una nomenclatura que lo ha acompañado a todas partes en su travesía occidental.

El islam absorbió el ajedrez rápidamente y así se han conservado los nombres de muchos ajedrecistas anteriores a 750. A donde sea que el islam penetraba, también lo hacía el ajedrez: al oeste hasta España, al sur hasta Zanzíbar, al este hasta el archipiélago malayo, al norte hasta Turquestán. Pero los legisladores sostenían que jugar ajedrez era contrario a la tradición y al Corán. El asunto sólo se resolvió para la secta sunita por Al Shafi (m. 820), quien era él mismo ajedrecista y experto en el juego a ciegas, sobre la base de que el ajedrez no era sólo un juego sino un entrenamiento para las tácticas militares (es parte del entrenamiento moderno de los oficiales rusos); sostuvo que el ajedrez era legal siempre y cuando se jugara con piezas convencionales, no se jugara por dinero o en público y no interfiriera con los deberes religiosos. La secta shiíta omite la primera condición. Estas reglas nunca molestaron a los califas, que jugaban libremente y patrocinaban a los buenos jugadores, siendo espectadores de lo que podríamos llamar "encuentros de campeonato". Los jugadores se clasificaban según su destreza y se conocen los nombres de los campeones de ajedrez de 800 a 950. Dos de éstos, Al Adli y Al Suli, escribieron libros sobre el ajedrez que aún se citan, y Al Laslas, discípulo de Al Suli, enunció los principios de juego.

Los cristianos de la Marca Hispánica jugaban ajedrez poco después del año 1000, y en Italia no mucho más tarde. Por 1100 se jugaba en Baviera, Francia e Inglaterra, y por 1250 había llegado a Islandia. Los jugadores ingleses y franceses adoptaron los nombres orientales cuando no entendían el significado y los traducían en caso contrario. Así pues, en Inglaterra el ministro se convirtió en "fers" (árabe "firzan", persa "ferzen", "sabio", "consejero"), el elefante en "alfin" (árabe "al-fil", "el elefante") y el carro en "rook" (del persa "rukh", "carro"). Nuestro "jaque mate" viene del árabe "shah mata", "el rey está indefenso". También "ajedrez" llegó al inglés en la Edad Media y proviene a través del árabe y del persa del sánscrito "chaturanga". "Peón" viene de una palabra del francés medieval para el soldado de a pie. Los italianos hicieron que el ajedrez fuera un modelo del estado europeo, el ministro se convirtió en reina o dama y el elefante en anciano que a menudo era representado por un obispo. Cuando los lombardos adquirieron la reputación de ser los mejores ajedrecistas europeos, estos cambios de nombre se adoptaron en Francia e Inglaterra. El ajedrez se volvió inmensamente popular, primero en los círculos reales y nobles, luego en las ciudades y por último y muy escasamente entre el pueblo. Para 1250 el inicial prejuicio de la Iglesia contra el ajedrez se fue debilitando, puesto que el juego fue apoyado por los reyes, y las órdenes monásticas estaban aceptando de buen grado al ajedrez como un alivio de la monotonía de la vida monacal. Para 1300 el ajedrez había adquirido su propia literatura, se había convertido en tema de poemas, sermones y moralidades, y comenzaba a influir en la trama de las novelas. El ajedrez también se comenzaba a figurar en la educación de los hijos de los reyes y nobles.

A pesar de la popularidad del ajedrez, había señales de que los jugadores estaban un poco decepcionados con él: una partida duraba mucho tiempo. Giraldus Cambrensis hacia el final del siglo XII notó que los jugadores ingleses estaban abandonando el ajedrez para volcarse a la solución de problemas de ajedrez donde participaban pocas piezas y tenían una longitud preestablecida. Por otra parte, en Italia, los jugadores lombardos estaban fortaleciendo la potencia de movilidad de algunas piezas, y para 1300 le habían dado a la dama, al peón y al rey, en este orden y para su primera jugada solamente, una facultad adicional. Estos intentos culminaron en la gran reforma de los años 1490, que dio a la dama y al alfil su movimientos modernos, haciendo posible y necesario el estudio del juego de apertura, y revitalizó completamente al ajedrez. Estos cambios llevaron a la gran actividad ajedrecística del periodo 1550-1640 en Italia y España, durante el cual la reforma se completó con el agregado del "enroque", el movimiento combinado de rey y torre. El juego reformado se adoptó luego en toda Europa.


Texto original en Chess Notes de Edward Winter.


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